Tambores de vacancia

Con el desplome de la aprobación de Castillo a un minúsculo 25% (IEP); con la revelación de reuniones irregulares del presidente con empresarios y funcionarios (El Comercio) y con la mayor apertura frente a la moción de vacancia de APP, Podemos Perú, Somos Perú y Acción Popular; es posible afirmar que los tambores vacadores han empezado a retumbar, otra vez.

Lejos de vitorear una posible vacancia, me veo en la obligación de resaltar dos preocupaciones, pero no porque considere que Castillo sea un buen estadista (que no lo es), sino porque el proceso para destituir a cualquier jefe de Estado es altamente traumático para el país y sus instituciones, más aún si fue elegido en comicios legítimos.

Por un lado, será imposible saber con antelación la configuración del nuevo escenario político: ¿podrá Boluarte asumir sin la amenaza de ser vacada? ¿O será la siguiente en la lista de los vacadores y asumirá Maricarmen Alva? ¿O quizás la vicepresidenta ponga contra las cuerdas al impopular Legislativo, con la amenaza de una disolución? Difícil saber.

Por otro lado, sabemos que el siguiente año será malo para la economía, pero después de una vacancia es complicado saber qué tan mal nos irá: ¿el nuevo gobierno será también inoperante? ¿Podrá hacerle frente a una posible tercera ola? ¿Será favorable para atraer inversión privada, o todo lo contrario? ¿Nos volverán a bajar la calificación crediticia por la mayor incertidumbre política? Otra vez, difícil saber.

Si la vacancia es el inexorable destino de Castillo, los ciudadanos haríamos bien en dejar de celebrar por adelantado y deberíamos ponernos a reflexionar sobre lo que se nos viene.

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