Según el psicólogo social Yamamoto, los peruanos son “muy chamba”, porque se caracterizan por trabajar sin descanso, afirmación que tiene un fuerte correlato con la realidad. Por ejemplo, el hecho de que existan 2.4 millones de empresas formales y 7.3 millones informales (CCL), implica que uno de cada 4 peruanos apostó por emprender.
Estos peruanos de bien que se ganan la vida heroicamente atendiendo las necesidades del prójimo, dándole trabajo al 75% de la PEA y asumiendo el riesgo de llegar a fin de mes en rojo; se ven obligados, además, a lidiar con los constantes malos tratos recibidos por parte del aparato estatal, ese que se financia con sus impuestos.
Fiscalizaciones agresivas por parte de la SUNAT, regulaciones laborales draconianas que los empujan a la inviabilidad, funcionarios municipales abusivos que a punta de palos no los dejan trabajar (sin darles una alternativa ordenada y eficaz); configuran el desprecio del Estado a la mano que le da de comer. La buena noticia, querido emprendedor, es que este panorama puede cambiar en las siguientes elecciones.
Para ello, es necesario (i) descartar a aquellos candidatos que ofrezcan solucionarle la vida a la gente a punta de cosas “gratis”, beneficencia que será financiada de tu bolsillo, y (ii) apostar por quienes sepan diagnosticar y proponer soluciones plausibles a los problemas que impiden sacar a flote cualquier emprendimiento.
Hoy los emprendedores, esos que prefieren ganarse las cosas con el sudor de su frente, representan casi el 42% de electores hábiles (22.9 millones) y, si eligen bien, pueden enrumbar el destino del Perú hacia la prosperidad.