Con mucha pompa se anunció en la Ley del Presupuesto de 2021, que se discute hoy en el Congreso, la histórica cifra de S/20,940 millones a la función salud, ante lo que cualquier ciudadano esperaría que el siguiente año no escaseen medicinas en los establecimientos públicos.
Lamentablemente, considerando la forma como funciona la entidad encargada de comprar medicamentos y suministros médicos –Cenares– desde 2018, ese deseo no se hará realidad. Esto se debe a que su desempeño ha sido tan malo que el Ejecutivo se vio obligado a “cocinar datos” para que su nivel de ejecución sea aceptable para la foto en los últimos dos años.
Por ejemplo, en 2018 y 2019 se reportó “oficialmente” una ejecución para la compra de productos farmacéuticos del 97% y 94%, respectivamente, pero esto es solo una triquiñuela estadística. Para ambos años, se presupuestó en un inicio S/861 y S/668 millones, pero solo se ejecutó efectivamente S/195 y S/156 millones, lo que implica un nivel de ejecución real del 23% y 24%, respectivamente.
Tuvieron que volarse artificialmente el 75% del presupuesto para tapar su pésima gestión. Por si fuera poco, Vizcarra se la pone fácil al Cenares el siguiente año, al destinarle apenas S/250 millones para comprar productos farmacéuticos, que equivalen al 30% del presupuesto promedio que manejó la mencionada institución en los últimos tres años.
El principal problema del Cenares es que no sabe determinar las necesidades anuales de medicamentos del país, para lo cual se requiere muchísima coordinación. Es lamentable que Vizcarra opte por “meter tijera” antes que intentar arreglar esta falla de gestión.